sábado, 23 de diciembre de 2006

Leer Libera: Entrega XV (¡Qué porquería es el glóbulo!)


Antes de referirme al libro de esta de esta semana, quiero aprovechar este espacio para desearles de todo corazón una Feliz Navidad y un prospero Año Nuevo.

Se que en estas fechas solo algunos se acuerdan de leer y si lo hacen prefieren textos agradables y a tono con la época. Por esa razón, esta entrega de Leer libera tiene un divertido texto más que apropiado para estas vacaciones: ¡Que porquería es el Glóbulo! Escrito por un fallecido profesor uruguayo, don José María Firpo, quien compiló expresiones de sus alumnos, en su aula de clase a lo largo de 30 años.
Debo confesar que no conocía, ni por referencia este texto que quiero compartir con ustedes hoy. Apenas hace unas semanas me lo envió un entrañable amigo, que sabe de mi pasión por la lectura y a quien agradezco por darme a conocer un libro tan agradable. Desde que me lo envió, lo he leído por sorbos y a grandes tragos, pienso que ya un par de veces.
En ocasiones me descubro sonriendo, recordando cualquiera de las frases que se encuentran en el texto o tratando de encontrar en mi propia experiencia frases parecidas a las de los alumnos de Firpo. Creo que me ha gustado tanto el libro, por el hecho de que mis padres, que son docentes, llevaban a casa historias como las que el profesor Firpo describe con tanta fluidez y de alguna manera me identifico con ese mundo de las aulas de las escuelas primarias.
El aula suele ser un pequeño mundo en el que se pone en juego no sólo la capacidad de aprendizaje de los niños, sino también un intenso intercambio de opiniones sobre temas curriculares y extracurriculares, que puede llegar a adquirir rasgos de humor desopilante. Por lo que puede averiguar sobre el texto, hace algo más de 30 años, el maestro uruguayo José María Firpo publicó una recopilación de frases y anécdotas recogidas en su tarea docente. Qué porquería es el glóbulo! reúne desde comentarios sobre la gran utilidad del estómago, que decidiría a la mayor parte de la gente a tenerlo, hasta el rechazo que producía en algún niño la actividad de los linfocitos, que dio título al libro, los recuerdos presuntamente atroces de la más temprana infancia, algunos esbozos de cartas de amor e incluso las reacciones de los padres ante los boletines de calificaciones y notas varias con excusas insólitas para justificar ausencias, olvidos y deberes sin hacer, forman parte del repertorio anecdótico que encontraran en esta obra, que subraya, a través de las frases, transcritas literalmente, la ingenuidad natural y la expresión espontánea de aquellos discípulos del maestro Firpo.
Pienso que el paso del tiempo, particularmente veloz en las últimas décadas en lo que se refiere a la cultura de los niños, le otorga por otra parte a ese anecdotario un tono algo desactualizado, que refuerza la veta nostálgica. (Particularmente es lo que mas celebro del libro) Sin embargo despunta por momentos el pensamiento concreto y la picardía atemporal de las almas infantiles que sin duda hoy, en medio de tanta tecnología y parafernalia digital, encontrara nuevas maneras de expresarse y ya habrá otro profesor Firpo, dispuesto a dejar un testimonio de cómo pensaban y se expresaban estos niños de las generaciones Z y AA de las que habla Andrés López, en su Pelota de Letras, quien seguramente sin saberlo, recoge de algún modo las banderas del inefable profesor uruguayo.
Mis capítulos preferidos son: El caracol, viajes de Colón, los indios y ¿Qué dijeron mis padres al ver el carnet de calificaciones?.....
A disfrutar pues.
Autor: José María Firpo. Este hombre, ha sido, antes que nada, un maestro de escuela. Nació en Paysandú, Uruguay, y se graduó de maestro en 1938. A los 16 años se trasladó a Montevideo donde ejerció en diversas escuelas primarias de varones. Murió el 27 de agosto de 1970, entonces su ciudad natal lo homenajeó dándole su nombre a una escuela rural.
Su labor no terminó en el aula, sino que se extendió a la vida personal de sus alumnos, siguiendo sus pasos, gozando y sufriendo según fuera el azar de cada uno. Su recopilación de los dichos y escritos de sus alumnos —y de sus padres— son el resultado tanto de la observación como del cariño. Hay en ellos un humor ya surrealista, ya grotesco, pero nunca arbitrario ni ofensivo. Podríamos decir que es un recopilador de la “sabiduría” infantil. También publicó otro libro que avanza en el descubrimiento del alma infantil: “la mosca es un incesto:”
Pueden descargar el texto desde este link: http://bit.ly/pkJWIk